LOS COMBATES DE
PRIMAVERA: LONGKAL
El pueblo de hombres que ocupa la parte más austral de El Tablero es conocido como Varegos. Poderosos guerreros que aman el combate por encima de todas las cosas. El clima allí es duro, y los varegos son curtidos desde niños en el arte del frío y la espada. Sangre y hielo. Acero y nieve.
No sólo son amantes del combate. La caza es otra de sus pasiones. Pero si hay algo que rivaliza con la guerra en la sociedad Varega es la Religión. Los Sacerdotes son los encargados de velar por que los dioses sean propicios. Sacrificios de animales, rezos, incensarios... cualquier rito es bueno para satisfacer al dios necesario. No acaba aquí la función de los Sacerdotes, pues asesoran a los Señores de la Guerra en sus batallas. Incluso el Rey tiene entre sus asesores varios Sacerdotes. Otra opción para tomar el Santo Camino es la de Monje. Los Monjes se agrupan en Santos Monasterios donde rezan al dios elegido por ellos. Pero en tiempos de guerra estos Monjes salen a la guerra. Su fama es legendaria en Austral. Monjes Guerreros. Sangre y sudario.
Pero hay una costumbre varega que es famosa en todo El Tablero: Los Combates de Primavera. En Varegia siempre hace frío y nieva pero existe un mes al año en el cual las inclemencias del tiempo hacen menos mella en ella. En ese mes, considerado como primavera para los varegos (no disponen de verano en su calendario) es cuando se producen los conocidos como Combates de Primavera. Combatientes de las Doce Familias de Varegia luchan en él, pero también lo hacen seres de todas partes de El Tablero. Incluso dejan luchar a algunos esclavos. Vida o libertad.
El recinto elegido para tal fin es Longkal (sangre en varego). Una estructura circular construida íntegramente de piedra con capacidad para seis mil personas. Seis mil gargantas alaban y abuchean. Gritan y festejan. Gozan y sufren.
Estamos en primavera en Varegia. Los contendientes se preparan. La hora se acerca. Longkal espera.
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