miércoles, 8 de enero de 2014

SAGA VI. LLEGANDO A LA COSTA

Olaf se encontraba de pie en la proa. Sólo podía ver la costa. Apenas un par de kilómetros lo separaban de tomar tierra. Durante semanas había estado esperando la oportunidad. Durante el invierno había convencido a unos cuantos hombres para venir en primavera hasta la vereda del río Vístula. A menos de una legua de allí estaba situado el fuerte de los Jomsvikings. 
Gunnar, uno de sus líderes, había desertado de su pueblo para saquear por su cuenta años atrás. Pero no sólo ese era su delito, mató a varios vecinos antes de marcharse. Uno de aquellos vecinos, el hermano de Olaf. Tras años de búsqueda, lo había encontrado. Olaf convenció a otros hombres de acompañarle en la expedición debido a que los Jomsvikings guardaban pueblos prósperos bajo su protección, en los que se rumoreaba existían grandes tesoros.
Gunnar contemplaba desde las almenas de la fortaleza Jomsviking. Sujetaba sobre su hoombro derecho una gran hacha danesa. Observaba el barco Vikingo con la vela desplegada. Sin dejar de mirarlo, habló a Bjor, un enorme danés situado detrás de el: "Coge unos cuantos hombres y espera en la vereda norte del Vístula, atracarán ahí". Bjor asintió y se disponía a bajar de las almenas, cuando Gunnar volvió a hablar: "Que no quede ninguno vivo".
Cuando los Vikingos se acercaban en su barcaza a la costa, pudieron observar el grupo de Jomsvikings acercarse. Eran aproximadamente los mismos que ellos en número. Eran peligrosos, luchadores experimentados. Pero ellos también lo eran. Sonaron las espadas al desenvainar. Las hachas sobre los escudos. Los Vikingos corrieron por el agua hasta llegar a pisar la fina arena de la costa. Olaf iba en cabeza. Los Jomsvikings corrían hacia ellos. El combate iba a comenzar....

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