Muchas fueron las guerras que se
libraron entre los distintos pueblos de los hombres. Tras la caída de Nicanor
en la I Guerra contra las Samari, muchos pueblos aprovecharon el momento para
amotinarse e intentar lograr su independencia. Unos lo lograron, otros no.
Entre los muchos combates y batallas que se produjeron tras la muerte del Rey
del Reino de los Hombres, existe una crónica, creada por Numeriano el Clérigo, sobre la guerra entre el antaño Reino de los Hombres, ahora Carpetania, y los Varegos.
Aquella crónica se extendió por todo El Tablero, debido a lo épico de los
combates, a los grandes héroes que participaron y, según esas mismas crónicas, a
la intervención de los dioses.
El Reino de los Hombres se encontró
en un estado de incapacidad total desde la desaparición de Nicanor. Los
consejeros tomaron el control político en su ausencia. El Rey también había delegado
el control militar en los Generales Brama en la capital, Tan’Mig en boreal y Brinjluk en austral. Pero nadie sabía qué hacer. Cuando la Reina escapó en su búsqueda,
la situación fue aún peor.
La noticia llegó al mediodía. Los
primeros rumores apuntaban a que el Rey podría seguir vivo, aunque cautivo. Ese
rumor pronto se desmintió. El Rey había muerto. Desde ese momento, su
primogénito Aeltorio reclamó el trono. Esa misma tarde se celebró su
coronación. Mientras colocaban la sagrada corona en la cabeza de Aeltorio, Brijnak
se alzó en austral.
Aquí comienza Numeriano el Clérigo
su crónica, llena de grandes hazañas y lamentables atrocidades. Llena de gloria y de horror. De dioses y héroes. [Continuará]
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