LA
PRISIÓN DE ACEDONIA
Existe un lugar, entre tierras de Poniente y Levante, en medio del mar
Ruidorum, donde se encuentra una pequeña isla llamada Isla Esmeralda. Esta isla fue
durante años un lugar maravilloso ya que, en su interior, se encontraron gran
cantidad de las piedras poseedoras de dicho nombre. Allí se asentaron familias de
enanos que trabajaban en su extracción. Pero cuando las piedras preciosas se
agotaron, la isla fue abandonada. Durante mucho tiempo fue un lugar árido y
maldito. Su esplendor de antaño, olvidado.
Transcurrido largo tiempo, el Rey Enano Fidias ordenó la construcción
de una cárcel en aquella isla olvidada por las criaturas de El Tablero. Se dice
que el propio Dios Roca ayudó a los ingenieros de Fidias otorgándoles grandes
dones para su construcción y entregando a su mejor minero, Gridión, el Pico de
Akrafos. Aún se puede ver a Gridión portando el Pico de Akrafos en las
batallas, aunque eso es otra historia.
La prisión, de dura roca, era inexpugnable. Un gran baluarte
construido sobre una isla en medio del mar, a más de cuatro jornadas de la
costa. Nadie podría salir de aquel lugar por la fuerza. Sería la prisión más
temible de El Tablero.
Fidias honró a Roca por sus dones con una gran estatua de más de 15
metros junto a la puerta principal de la prisión. También en su honor, Fidias
llamó a la prisión Acedonia, nombre de la hija que Roca tuvo con la Enana
Mirial.
Actualmente Enanos y Hombres de todos los pueblos contribuyen enviando
carceleros a esa prisión. El que va a guardar sus muros hace el juramento de no
volver jamás. En su interior, todos los seres condenados en reinos de Hombres o Enanos por delitos de
muerte que no son ejecutados y que son considerados muy peligrosos. Entran para
no volver a ver la luz del sol. Dicen los pescadores que los gritos pueden oírse
desde la costa. Proceden cuatro leguas mar
adentro. De Isla Esmeralda. De la Prisión de Acedonia.
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